Horapolo (s. V. d. C)
Sabemos de Horapolo a través de Suda, que lo menciona en
ω 159 (Ὡραπόλλων)
como líder de una de las últimas escuelas paganas de Menouthis,
cerca de Alejandría, bajo el reinado del Emperador Zeno
(474-491), de donde tuvo que huir al verse involucrado en una
revuelta contra los cristianos. Su escuela fue clausurada, su
templo de Isis y Osiris destruido y él, tras ser torturado, se
convirtió finalmente al cristianismo.
Sin embargo, en la misma entrada, Suda alude a otro Horapolo
—probablemente tío del anterior—, un gramático de Phanebytis
durante el reinado de Teodosio II (408-450) que enseñó en
Alejandría y Constantinopla. Desde el siglo XVI, a él le suelen
ser atribuidos los Hieroglyphica. Hubo otras tradiciones
fantasiosas que adscribían la obra a un rey de Egipto, Horus,
hijo de Osiris, o hasta al mismo dios Horus, como puede leerse
en la portada de la traducción del manuscrito de Nostradamus
(ed. de Rollet, 1968): «Horapolo, Hijo de
Osiris, Rey de Egipto».
Con otros fragmentos de Suda se reconstruye el mundo intelectual de Horapolo: selectos círculos filosóficos, de una refinada educación, que recogían con cuidado las últimas trazas del pasado egipcio, y admiraban las reliquias de los antiguos cultos, reinterpretando ese legado a la luz del neoplatonismo contemporáneo. Antes de Horapolo, la cultura egipcia, y con ella el conocimiento de los jeroglíficos, la habían propagado en griego Manetho, Bolos de Mende, Apión y Cairemón. Todas sus obras, que han sobrevivido solo fragmentariamente, se escribieron en el mismo estilo que los
Hieroglyphica de Horapolo, único tratado antiguo completo
sobre los jeroglíficos egipcios.
Los Hieroglyphica
Los dos libros de los Hieroglyphica, suman las interpretaciones de 189 jeroglíficos: el Libro I describe 70, y el Libro II 119. En el Renacimiento se consideraron, en general, como verdaderos caracteres egipcios, y aunque su autenticidad fue puesta seriamente en duda durante los siglos XVII y XVIII, la egiptología actual reconoce que el Libro I en su totalidad y alrededor de una tercera parte del Libro II se basan en signos reales de la escritura jeroglífica. No obstante, las interpretaciones no atienden a su significado funcional en el sistema escrito egipcio, sino a un presuntamente más elevado desciframiento moral, teológico o natural de la realidad, en un sentido idéntico al desarrollado por las mismas fechas en el
Physiologus. Este género de relectura simbólica de los jeroglíficos —«jeroglíficos enigmáticos» los llaman Rigoni y Zanco (1996)— fue muy popular en el último período helenístico. No nos extraña que tantos humanistas del Renacimiento —para quienes todo esto era ya familiar desde Lucano, Apuleyo, Plutarco, Clemente de Alejandría y, especialmente, la Enéada V de Plotino– admitieran en los Hieroglyphica una genuina
conexión con la más alta sabiduría.
La parte no jeroglífica de los Hieroglyphica —caps.
31-117 del Libro II— puede haber alentado más aún este tipo de
lectura al incluir la alegorización animal basada principalmente
en Aristóteles, Eliano, Plinio y Artemidoro. Estos renovados
símbolos fueron añadidos al material original por el traductor
griego, que en la introducción al Libro II afirma explícitamente
que son «interpretaciones de signos recogidos de fuentes
diversas».
El manuscrito de los Hieroglyphica llegó a Florencia,
desde la isla de Andros, de la mano de Cristoforo Buondelmonti
en 1422 (hoy se custodia en la Biblioteca Laurenziana,
Plut.69,27). A pesar de recibirse primero en un estrecho círculo
de humanistas florentinos del siglo XV, su contenido se haría
realmente popular a finales de la centuria, cuando se extendió
la nueva sensibilidad representada por la Hypnerotomachia
Poliphilii de Francesco Colonna (escrita hacia 1467 y
publicada en Venecia por Aldo Manuzio, en 1499). La editio
princeps, en griego, de los Hieroglyphica, fue
publicada por Manuzio en 1505 y vio más de 30 ediciones y
traducciones durante el XVI, adaptaciones y comentarios aparte.
Los Hieroglyphica ofrecían un tesoro de nuevas alegorías
que los humanistas aprovecharon bien directamente en sus obras
—como el famoso Ehrenpforte, de Alberto Durero— o, más
comúnmente, a través de la compilación muy completa y
sistemática que hizo Giovanni Pierio Valeriano, también titulada
Hieroglyphica (princeps de 1556). Pero la auténtica relevancia del libro de Horapolo fue, sobre todo, instaurar un nuevo y difundido modelo de comunicación simbólica. A partir de la referida Enéada V.8 de Plotino, más los comentarios de Ficino, se entendió la representación jeroglífica como una forma inmediata, total y casi divina de conocimiento, opuesta a la mediata, incompleta y temporal propia del lenguaje discursivo. Estas ideas inspiraron no solo a Ficino o Giordano Bruno, sino a Erasmo, Athanasius Kircher e incluso a Leibniz. Por otra parte, esta obra implantó la moda de «escribir con signos mudos» (Alciato) —como se expone en tantos prefacios de libros de emblemas—, contribuyendo así de manera decisiva a la evolución y popularidad del género emblemático. De hecho, según ya señalaba Mario Praz, los emblemas se vieron normalmente en este período como equivalentes modernos de los signos sagrados egipcios.
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Jeroglífico 1.6 en varias ediciones:
París: Kerver 1543 (primera traducción francesa, y primera edición ilustrada):

Quant ilz vouloient denoter dieu ou hauteur, ou depression &
bassesse, ou excellence, ou sang, ou victoire, ou Mars & venus. Ilz
paignoient vng aigle, signifiant Dieu pource que cest vng oyseau qui
fort multiplie & vit longuement aussi il semble y auoir quelque
effigie & similitude du soleil pource que seul entre tous les autres
oyseaulx laigle tient les yeulx fermes & ouuer contre les rais du
soleil & a ceste cause les medecins aux remedes des yeulx vsent de
lherbe de laigle quilz appellent hieracea. Aucunesfoys ilz
paignoient le soleil en forme dun aigle comme celluy par que nous
voyons elle denote haulteur pour ce que quant elle veult monter en
hault elle ne prent point son chemin de coste & a trauers comme les
aultres mais volle droict contremont. Bassesse pource quelle font &
descend de mesmes tout droict sans tournoyer comme font tous aultres
oyseaulx. Excellence pource que en beaulte & noblesse elle excede
tous les aultres. Sang pour ce quelle ne boit iamais eau mais sang.
Victoire pource quelle vainct & surmonte tous oyseaulx & que se
trouuant au combat si elle se sent & trouue foible elle se renuerse
& mect les piedz contremont & deuers le ciel & se deffend de son
ennemy lequel voyant quil ne peult faire le semblable se donne a
fouyr.
Bolonia: Filippo Fasianino 1517 (segunda traducción latina):
DEum immortalem Aegyptii significare uolentes, altitudinem,
humilitatem, excellentiam, sanguinem, uictoriam, Martem, et Venerem,
Accipitrem notant, ac deum quidem primo eam ob causam significant:
Quoniam animal id plurimae foecunditatis est diuque uiuit. Ad haec
utique quia praeter omnia uolatilia solis Idolon ac simulacrum
Accipiter esse credatur, eo quod solis radios acutissimo obtutu
recte intuetur, Quamobrem medici quidem periti ad oculorum medelam
Hieracia ab accipitris nomine herba denominata, utuntur, Inde solem
quoque ceu dominum humani aspectus in accipitris formam nonnunquam
pingunt. Altitudinem uero, quoniam caetera animalia cum in altum
uolant oblique semper feruntur, quia recte uolare nequeunt, Solus
uero Accipiter recto uolatu altiora petit. Humilitatem autem, quia
reliqua animalia non recte uolantia secundum demissionem uadunt: sed
oblique descendunt. Accipiter uero per rectitudinem certam ad
humillima quaeque descendendo uertitur. Excellentiam, quoniam supra
omne auitium genus: Accipiter longe excellere uidetur. Sanguinem,
quandoquidem animal istud aquam in potum nusquam sumere sed
sanguinem duntaxat bibere solitum memorant. Victoriam, Quia genus
omne auium solus accipiter uincere creditur. Cum enim a robustiori
ac fortiori quapiam aue sese premi ac superari senserit, illico in
aere ita se supinum facit, ut ungues suos ad superiores partes
reuoluat, Pennas uero ad posteriora corporis deorsum, assidue
pugnando perstringat, hinc fit ut cum reliqua uolatilia ei in pugna
opposita idem facere et paria esse nequeant, uicta relinquantur
atque inferiora sint. Isque ipse accipiter ad uictoriam omnino
perueniat.
MS de Michel Nostradamus (ca. 1543-47), ed. Pierre Rollet 1968:
Que voulaient signifier pour l'aigle
Quant ont vouloit monstrer dieu par puissance,
Dépression, haulteur ou exélence
Sang ou victoyre, l'aigle ont paignoit en rond,
Dieu pour ce que l'aigle est oyseau fécond
De longue vie comme oyseau non pareil
Et simulachre du souverain soleil
Pour ce qu'elle est d'exélente nature
Sur toutz oyseaulx voir le soleil s'asseure,
Ses hieulx intendz aux rayons sus les cieulx
Par quoy les mires aulx modelles des hieulx
Usent d'une herbe de l'aigle qu'ont voit métré,
Voir le soleil comme seigneur et maistre
Et largiteur de la vertu visive
Et prime cause par effect productive
Pour ce que quant hault au ciel vient monter
Pour hault monter ne prend chemin oblique
Mais contremont tout droit son vol aplique.
Venecia: Gabriel Giolito de Ferrari 1547 (primera traducción italiana):
COme uogliono dimostrare Iddio, ouero altezza, o abbassamento, o
eccellenza, o sangue, o uittoria, [4v] dipingono un’Aquila. Iddio
certamente, per esser questo uccello abbondante e di lunga età. Et
ancho perche pare essere un simulacro del Sole, tenendo lei sola fra
tutti gli altri uccelli gli occhi intenti uerso i raggi del Sole. E
di qui uiene, che i Medici in uolere medicare gl’occhi adoprono
un’herba, c’ha preso il nome dall’Aquila. E uolendo alcuna fiata
dipignere il Sole, si come padrone del uedere, dissegnano la forma
dell’Aquila. L’altezza, perche gli altri uolatili, quando uogliono
uolare in alto, si piegano, non potendo uolar diritti: ma la sola
Aquila uola sempre diritta in alto. E similmente significa
abbassamento, percioche medesimamente gli altri uccelli discendono
in la terra torti, e l’Aquila sola discende diritta. Et essendo
l’Aquila da piu de gli altri uccelli, dimostra anchora eccellenza.
Et oltra di questo il sangue, perche come dicono non beue acqua, ma
il sangue. E superando lei gl’altri uccelli, significa per questo
uittoria: perche quando ella combatte con un’altro, s’ella s’accorge
d’esser uinta, si riuolta col corpo in su, & adrizza l’unghie,
hauendo l’ali e il dorso uoltato alla terra: & in questo modo con
gli altri guereggia: tal che non potendo fare’l simile il suo
nimico, si pone uolontieri in fuga.
Basilea: Heinrich Petri 1554 (primera traducción alemana):
Gott.
EIn anzeigung Gottes für zůschreiben malen sie disen vogel den Adler, darumbenn das der so
fruchtbar vnnd langwürig.
Sonn. DArzů vermeinen sie das der
Adler sey der Sonnen bild vnd warzeichen, dann vor anders gflügels
ahrt, so sieht er gstracks inn die Sonnen ströumen hinein. Deßhalben
die ärzt zů dem weethagen der augen, ein Kraut prauchen (ich liß hie
ein stein, den man ἀετίτην nennet)
derwegen so maalen sie zů zeitenn ein Adler, die Sonne, als ein
herren des gsichts zůbedeüten. Darzů vergleichend sie den Adler der
Sonnen, vmb diser vrsach willen, habendiro auch ine zůgeeignet,
darumben das das weiblin, sich so offt ime das mändlin lockt in der
geyle, das etwo biß in dreissig mal sich begibt, ghorsamet. Also die
Sonn, so sie dreissig tag vmblaufft fült sie den Mon, vnd macht in
scheynbar.
Hochheit. SO sie yemands
hochachtend vnd als ein fürnemen anzeigen wöllen, so maalen sie auch
ein Adler, vmb dessen willen, das das ander gflügel alles, so es
sich in die höhin schwingen will, gleich beseits vnd krumb vmb
vffharen muß, do der Adler schnůr schlechts vber sich steigt.
Vndertruckung. HIngegen bedeüt der
Adler auch eins vndertruckten jamer, der etwa inn hohem ansehen
gwesen, vnd gar in vnachtung kompt vff ein mal. Dann eben andere
vögel auch, all gmach vnd schlimms, auß den lüfften sich nider
lassen, do der Adler grad vnd schlechts nider scheüßt.
Adel. WO yemands höher dann ander
leüt, vnd fürtrefflicher, wolten sie auch, der Adler zeigte
dasselbige durch eigne ahrt an, wöllicher der edlest vnder allen
voglen gehalten.
Blůtuergiessen. VNd darumben das
der Adler (wie man sagt) allein mit plůt seinen durst löscht, kein
wasser trinckt, haben sie groß plůtvergiessen dardurch bedeüten
wöllen.
Sig. VNd überwindtlich, vnd gleich
den ander vögeln allen, ist diser Adler überlegen, derhalben sie den
sig durch dessen bild, für schreiben wolten. Ob aber ein anderer
vogel ihm obläge, so legt er sich an rucken, whört sich mit den
klauwen also liglingen, als dann mag ihm der feynd nimmer zů, würdt
von dem erlegten gleich veriagt vnd überwunden.
Caussin, Electorum symbolorum et parabolarum historicarum syntagmata, ex Horo, Clemente, Epiphanio & aliis cum Notis & Observationibus, París 1618:
6. Quid accipitrem pingentes, innuant.
Deum quum volunt significare, aut
sublimitatem, aut humilitatem, aut praestantiam, aut sanguinem,
aut victoriam, accipitrem pingunt. Deum quidem tum quod
foecundum sit ac diuturnae vitae hoc animal, tum etiam quòd
Solis praeter caeteras volucres simulacrum esse videatur, vtpote
peculiari quadam atque occulta naturae vi, defixis in eius
radios oculis intuens. Atque hinc est, quod medici ad sananda
oculorum vitia, hieraceo herba vtuntur. Inde etiam fit, vt solem
interdum, tanquam visus autorem ac dominum, accipitris forma
pingant. Sublimitatem vero, quia cum caetera quidem animantia,
quoties in sublime tolli volunt, oblique ferantur, nec recta
sursum euehi possint, solus accipiter recta in altum volat.
Humilitatem porro seu delectionem, quod eadem ratione caeterae
animantes non perpendiculi modo, sed velut ex transuerso &
flexuose deorsum ferantur, solus accipiter directo ad inferiora
viam carpat. Praestantiam, quod caeteris auibus praestare
videatur. Sanguinem, quia animal hoc aiunt non aquam, sed
sanguinem bibere. Victoriam demum, quod caeteras volucres
vincere videatur. Quum enim robustioris animantis potentia se
videt opprimi, tum sese in aëre ita resupinans, vt vngues quidem
sursum, pennas vero ac posteriores partes deorsum versas habeat,
quum idem auis quae cum eo congreditur efficere nequeat, ita
facile eam in fugam vertit, ac sibi victoriam parat. |
Τί δηλοῦσιν ἱέρακα γράφοντες.
Θεὸν βοθλόμενοι σημῆναι, ἢ ὕψος, ἢ ταπείνωσιν, ἢ ὑπεροχήν, ἢ
νίκην, ἱέρακα ζωγραφοῦσι. θεὸν μέν, διὰ τὸ πολύγονον εἶναι τὸ
ζῶον καὶ πολυχρόνιον ἔτι γε μήν, ἐπεὶ καὶ δοκεῖ εἴδωλον ἡλίου
ὑπάρχειν παρὰ πάντα τὰ πετεινὰ πρὸς τὰς αὐτοῦ ἀκτῖνας ὀξυωποῦν,
ἀφ’ οὗ καὶ ἰατροὶ πρὸς ἴασιν ὀφθαλμῶν τ
ἱερακίᾳ βοτάνῃ χρῶνται. ὅθεν καὶ τὸν ἥλιον ὡς κύριον ὄντα
ὁράσεως, ἔσθ’ ὅτε ἱερακόμορφον ζωγραφοῦσιν. Ὕψος δέ, ἐπεὶ τὰ μὲν
ἕτερα ζῶα εἰς ὕψος πέτεσθαι προαιρούμενα, πλαγίως φέρεται,
ἀδθνατοῦντα κατ’ εὐθὺ χωρεῖν. μόνος δὲ ἱέραξ εἰς ὕψος κατ’ εὐθὺ
πέτεται. Ταπείνωσιν δὲ, ἐπεὶ τὰ ἕτερα ζῶα οὐ κατὰ κάθετον χωρεῖ
πρὸς τοῦτο, πλαγίως δὲ καταφέρεται. ἱέραξ δὲ κατ’ ευθὺ ἐπὶ τὸ
ταπεινὸν τρέπεται. Ὑπεροχὴν δέ, ἐπειδὴ δοκεῖ πάντων τῶν πετεινῶν
διαφέρειν. Αἷμα δέ, ἐπειδή φασι τοῦτο τὸ ζῶον ὕδωρ μὴ πίνειν
ἀλλ’ αἷμα. Νίκην δέ, ἐπειδὴ δοκεῖ τοῦτο τὸ ζῶον, πᾶν νικᾶν
πετεινόν. ἐπειδὰν γὰρ ὑπὸ ἰσχυροτέρου ζώου καταδυναστεύηται, τὸ
τηνικαῦτα ἑαυτὸν ὑπτιάσας ἐν τῷ
ἀέρι, ὡς τοὺς μὲν ὄνυχας αὐτοῦ ἐν τῷ
ἄνω ἐσχηματίσθαι, τὰ δὲ πτερὰ καὶ τὰ ὀπίσθια εἰς τὰ κάτω τὴν
μάχην ποιεῖται. οὕτω γὰρ τὸ ἀντιμαχόμενον αὐτῷ
ζῶον, τὸ αὐτὸ ποιῆσαι ἀδθνατοῦν, εἰς ἧτταν ἔρχεται. |
De Accipitris cultu & Symbolis
apud Aegyptios, dico in obseruationibus. | | |
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Historia editorial de los Hieroglyphica
• Venecia: Aldus Manutius 1505: editio princeps en griego, en
un volumen conjunto con las Fabellae de Esopo y otras obras menores,
basado en el MS veneciano «Marciano greco 391», del siglo XV.
• Augsburgo 1515: primera traducción latina, de Bernardino
Trebazio, dedicada a Konrad Peutinger. Esta traducción –como se lee
en el prefacio– es bastante libre; omite sin más todos los lugares
corruptos o de significado dudoso. Sin embargo, fue muy popular,
como atestiguan sus muchas reediciones: Basilea 1518, París 1530,
Basilea 1534, Venecia 1538, Lyon 1542, Lyon 1626 (como apéndice a
Valeriano, Hieroglyphica).
• Bolonia: Hieronymus Platonides 1517: segunda traducción al
latín, por Filippo Fasanini. Probablemente trabajó sobre la base de
un MS griego antes que con el de Aldus; pero esta obra no gozó de la
misma popularidad que la de Trebazio.
• Inacabada traducción latina en MS. Viena, Nationalbibliothek:
la empezó Willibald Pirckheimer en 1512 a instancias del Emperador
Maximiliano I. Contiene 67 jeroglíficos del Libro I, y el primero
del Libro II. Publicado por Giehlow en 1915.
• París: Pierre Vidoue 1521: editado por Jean Angeli; el griego
se basa en Aldus, y el latín en Trebazio.
• París: Jacques Kerver 1543: primera traducción al francés, de
traductor anónimo, ilustrado con 197 grabados generalmente
atribuidos a Jean Cousin. El Appendix contiene diez «jeroglíficos
adicionales,» incluyendo 1.66, 2.1 y 2.5 de la edición Aldina, más
algunos otros tomados principalmente de la Hypnerotomachia
Poliphilii.
• Venecia: Gabriel Giolito de’ Ferrari 1547: única traducción
italiana, de Pietro Vasolli da Fivizzano, dedicada a Giovanni
Battista Terzago. La traducción siguió el latín de Trebazio, con
muchas omisiones (de los 119 capítulos del Libro II, ésta solo
contiene 81); a pesar de ello fue una edición muy popular.
• MS de una traducción francesa de Michel Nostradamus, hecha en
epigramas entre 1543 y 1547. Editada por Rollet, 1968.
• París: Jacques Kerver 1548: griego, con traducción latina de
Jean Mercier. Fue reeditada, con el latín revisado por Mercier
basándose en un manuscrito que le entregó el impresor Guillaume
Morel, en 1551. Con los grabados de la edición de 1543.
• París: Jacques Kerver 1553: el latín de Mercier de 1548, y
una traducción francesa probablemente de Jean Martin, el traductor
francés de la Hypnerotomachia (también publicado por Kerver, 1546).
Con los grabados de la edición de 1543, y con 7 «jeroglíficos
adicionales» en apéndice.
• Basilea: Heinrich Petri 1554: traducción alemana del teólogo
suizo Johann Herold, con grabados muy pobres.
• Valencia: Antonio Sanahuja 1556: edición griega de Juan
Lorenzo Palmireno, profesor de retórica y humanidades de la
Universidad de Valencia.
• París: Galliot du Pré 1574: reedición de la versión de Kerver
1553 con sus grabados, pero con el latín de Trebazio, y con 11
«jeroglíficos adicionales» en apéndice.
• Augsburgo 1595: edición griega de David Hoeschel, basada en
el MS Monacense griego 419 de Augsburgo (solo ligeramente diferente
al de Aldus); con el latín y las observaciones de Jean Mercier de
1548. Esta versión sirvió de base para el texto griego de todas las
ediciones siguientes. Reeditada en Augsburgo 1606, Frankfurt 1614
(como apéndice a Valeriano, Hieroglyphica), Leipzig 1626 (solo el
texto latino), Colonia 1631, Frankfurt 1678.
• Roma: Aloisii Zanetti 1597: una versión griega latina de
Giulio Franceschini «expurgada» para uso en las escuelas, con 184
grabados de escasa calidad. Reimpresa en 1599.
• París 1618: griega y latina, del jesuita Nicolas Caussin, con
sus observaciones. En el mismo volumen hay otras obras de simbolismo
animal. Aparece previamente con el título Electorum symbolorum et
parabolarum historicarum syntagmata, y posteriormente De
symbolica Aegyptiorum sapientia en las ediciones de Colonia 1622, 1631, 1654,
París 1634 y 1647.
• Utrecht: M. L. Charlois 1727: editado por Cornelius de Pauw,
con el griego de Hoeschel y una traducción latina basada en la de
Mercier,1548; con todas las observaciones de Mercier y Hoeschel, y
con comentarios escogidos de Caussin. La introducción y comentarios
de Pauw prueban la presencia de un vasto material no egipcio en los
Hieroglyphica.
• Amsterdam-París: Musier 1779: traducción francesa de Martin
Requier, quien ya rechaza la autoría de Horapolo y atribuye la obra
al traductor Filipo, ubicándolo en el siglo XV.
• Amsterdam: J. Müller 1835: editado por Konrad Leemans. El
texto griego se basa en el de Hoeschel, pero se colaciona con tres
manuscritos no utilizados. Primer intento de separar
sistemáticamente el material egipcio auténtico de las ulteriores
adiciones helenísticas.
• Londres: W. Pickering 1839: editado por Alexander Turner
Cory, sobre la edición de Leeman. Contiene las imágenes de varios
jeroglíficos egipcios auténticos que corresponden a las
descripciones del texto. Reimpreso en 1840 y 1987.
• Nápoles 1940: edición
de Francesco Sbordone. Compulsado con
varios manuscritos nuevos, adopta los criterios más recientes de los
egiptólogos y demuestra que hasta las más fantásticas explicaciones
de Horapolo pueden rastrearse en los escritores antiguos.
• Bruselas 1943: Traducción francesa, con abundantes
comentarios egiptológicos de Badouin Van de Walle y Joseph Vergote,
de la Chronique d’Egypte, nos. 38-39.
• Nueva York 1950: traducción inglesa y anotada por Franz Boas.
Reimpresa en 1993, con introducción de Anthony Grafton, y los
grabados de Alberto Durero.
• Madrid: Akal 1991: Traducción española de María José García
Soler, editada por Jesús María González de Zárate. Ilustrado con los
grabados y los textos griegos de la edición de 1551. Sus extensos
comentarios contienen abundante material sobre paralelos antiguos e
influencias renacentistas y barrocas.
• Milán: Rizzoli 1996: edición y traducción al italiano de
Mario Andrea Rigoni y Elena Zanco. |