Aunque tantas historiae, de Plinio a Jerónimo Cortés, recogen anécdotas de perros ejemplarmente leales, de muy pocos sabemos sus nombres. Quizá si nos apretaran solo recordaríamos uno: Argos, perro de Ulises. Hasta el minucioso Ravisio Textor solo nos pudo dar una docena en el capítulo «Nombres de perros ilustres» de su Cornucopia, en contraste con el siguiente capítulo en que nos abruma con más de cincuenta nombres de caballos famosos.
Por eso nos sorprende tanto el retrato de Johannes Sambucus con su perro en la segunda edición de sus Emblemata. La efigie del humanista lleva la inscripción «Sambucus a la edad de 34, el año 1565», y el perro lleva la inscripción «Bombo». Es un hecho tan poco usual, que Joseph Heller, en su Geschichte der Holzschneidekunst
von den ältesten bis auf die neuesten Zeiten (Bamberg 1823) afirma que este nombre es la firma del grabador, dando vida ex nihilo a un nuevo y desconocido artista italiano.
Pero solo con que hubiera avanzado unas páginas habría visto que Sambucus dedica el emblema 126 a sus dos perros, Bombo y Madel. Y, en efecto, creemos que es justo decir que lo «dedica», pues tenía por costumbre hacerlo en cada emblema, por medio de un subtítulo, a sus amigos y benefactores; y este emblema y el siguiente —que trata del escudo de armas de su ciudad natal Nagyszombat (Tirnavia)— están entre las pocas excepciones. Desde luego, el emblema es un homenaje a la profunda amistad que ligó a Sambucus con esos dos perros, unos animales que «le seguían por mar y tierra a todas partes». Y la pictura así los representa: en primer plano paseando juntos, mientras al fondo, en un pequeño bote, el amistoso trío emprende un viaje marítimo.
Es también insólito que este retrato del autor figure exclusivamente en la segunda edición (1566). Ni la primera, de 1564, ni las siguientes —1569, 1576, 1584—, ni tampoco las traducciones holandesa y francesa de 1566 y 1567, impresas todas por Plantin, lo llevan. En ellas aparece otro retrato de Sambucus mucho más tradicional: un busto en un cartucho oval, y sin compañía ninguna. Tanto el formato del retrato como la fecha de 1566 nos hablan de un momento en la vida de Sambucus en que, contando treinta y cuatro años, regresa por fin a casa tras un periplo de veintidós años estudiando en diversas ciudades de Europa (las estaciones del viaje se mencionan en el emblema que comentamos). Se establece entonces en Viena como médico de corte del emperador Maximiliano, y, como era común en estos casos, bien pudo retratarse en una pintura que conmemorara este cambio de vida. Consideraría, así, significativo presentarse al lado de su fiel compañero Bombo. La supuesta tela con el retrato ha desaparecido, al igual que los seres allí representados, pero la copia grabada ha sobrevivido para erigirse en un monumento a la amistad correspondida, aere
perennius.
Nuestros amigos humanistas
Károly y Burkus.
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Retrato de Johannes Sambucus
en la segunda edición
de sus Emblemata
(1566) Johannes Sambucus, Emblemata, Amberes 1584 (quinta, definitiva ed.)
Emblema 126: Fidei canum exemplum
SIT quanta odori vis canis,
Et quae fides erga suos
Heros, monere quos vides
Possunt mei canes duo,
Bombo cui nomen dedi,
Matri & Madel simillimae.
Hi me sequuntur per mare,
Terras per, & cunctos locos.
Lutetia hoc frequens tulit,
Videre Romam nescij,
Νεάν τε καὶ καλὴν πόλιν
Et Teutonae terrae procul
Partem quae habetur optima.
Belgas peragrarunt simul,
Ducentur & spero breui
Dulcem in vocantem & patriam.
Merentur hi famam canes.
Sensus inesse cur neges
His bestiis sequacibus? (Emblema 126: El perro es un ejemplo de lealtad. - Cuán grande sea la fuerza del olfato del perro, y cuán fiel sea a su amo, pueden mostrarlo mis dos perros que aquí ves, uno al que di el nombre de Bombo, y Madel, ambos parecidos a su madre. Me han seguido por tierra y mar, a todas partes. París los ha albergado a menudo; han visto
—bien que ignorándola— Roma; la nueva y hermosa ciudad [Νεὰν
πόλιν = Nápoles]; y la zona
amena que está próxima a la tierra alemana. Bélgica también la han andado juntos. También espero que pronto sean llevados a mi dulce patria [Hungría] que nos llama. Estos perros merecen su fama. ¿Por qué, pues, negáis que estas bestias que me acompañan posean una razón en su interior?) Ravisius Textor, Cornucopiae epitome, Lyon 1560, pp. 358-359, cap. "Canum quorundam nomina" (Nombres de
algunos perros [ilustres])
Gargitius canis fuit, Cerberi Epirotici frater, qui Geryonis
tricorporis seruabat armenta. Hunc Hercules unà cum domino
interfecit. Incolae mortuo sepulcrum erexerunt.
Graucis, nomen est catellae, qua Arethusa absentis mariti
desiderium solabatur. Prop. lib. 4. Graucidos & catulae uox est mihi
grata querentis, &c.
Issa nomen est catellae, quam Publius habuit in deliciis.
Martialis: Issa est passere nequior Catulli: Issa est purior osculo
columbae: Issa est blandior omnibus puellis: Issa est charior
Indicis lapillis: Issa est deliciae catella Publi.
Apud historicos legitur Perses, fuisse catellus filiae
Aemilij Pauli.
Chiron, Canis fuit Codri poëtae pauperrimi. Iuuenalis: Et
recubans sub eodem marmore Chiron.
Mera, canis fuit Icarij patris Erigones, cuius ductu Erigone
ipsa cadauer patris ab agrestibus interfecti reperit.
Durides, canis fuit Lysimachi, qui accenso domini rogo
iniecit se flammae. Autore Plinio lib. 8.
Atalanta, Arcadica uenatrix, canem habuit Auram nomine, quam
quum interfecisset aper Calydonius, sepulcro ab indigenis ornata
est.
Fuit Hippocentaurus canis Xenophontis.
Lethargus Hippammonis, qui etiam cum mortuo domino tumulatus
est.
Agrus [correctamente: Argus] canis fuit Vlyssis, qui reuersum ab expeditione Troiana dominum post annos uiginti fertur agnouisse. |