Compañía de Jesús,
Colegio de Madrid
Libro de las
honras que hizo el
Colegio de la
Compañía de Jesús de
Madrid a la M. C. de
la Emperatriz doña
María de Austria
fundadora del dicho
Colegio, que se
celebraron a 21 de
abril de 1603.
Madrid: Luis
Sánchez, 1603.
Steven N. Orso, en
Art and Death at
the Spanish Habsburg
Court: The Royal
Exequies for Philip
IV (Columbia,
MO: University of
Missouri Press,
1989), explica en
gran detalle el
elaborado
procedimiento ritual
observado en la
corte española de
los Austrias para
celebrar las
exequias reales en
conmemoración de la
muerte de un
monarca. El
catafalco, un
pequeño edificio
ricamente adornado,
requería todo un
equipo para su
diseño y
fabricación:
arquitectos,
artistas y
artesanos. El
programa político y
propagandístico del
catafalco, decorado
con armas, trofeos y
velas, pretendía
infundir una
reacción de
maravilla en el
espectador ante la
grandeza y la
majestad del
difunto. El
catafalco, pues,
imponente y
majestuoso, debía
comunicar, mediante
su ostentosa
decoración grave y
dolorosa, la
eminencia y virtud
de la monarquía, la
encarnación terrenal
de la voluntad
divina.
Normalmente, las
exequias funerarias
reales se celebraban
unos cuarenta días
después del
fallecimiento, lo
cual dejaba tiempo
suficiente para
planificar y
ejecutar un
estudiado programa
iconográfico para el
que no se reparaba
en gastos. Se acudía
de costumbre a un
repertorio
tradicional de
imágenes y símbolos
que provocaran la
reacción deseada de
admiración en el
público. La forma
que asumía el
catafalco, según
Orso, era la de un
baldaquín, una
cubierta ornamental
de madera pintada
que protegía la
tumba del difunto.
El catafalco acabará
siendo la
manifestación por
antonomasia del arte
efímero en los
siglos dieciséis y
diecisiete. Para
reforzar, quizás,
una lección moral de
transitoriedad de
todas las cosas
humanas, el
catafalco se
desmontaba a los
pocos días de las
exequias, y muchas
de las decoraciones
se las apropiaban
los particulares
como recuerdo del
evento. La casi
total desaparición
de un artefacto
artístico, político
y cultural tan
importante se
salvaba en parte
gracias a la
costumbre de
publicar libros con
descripciones de las
exequias, libros que
a veces reproducían
en parte o en todo
el decorado visual
del catafalco y de
la tumba.
El anónimo Libro
de las honras que
hizo el Colegio de
la Compañía de Jesús
de Madrid a la M. C.
de la Emperatriz
doña María de
Austria, fundadora
del dicho Colegio,
que se celebraron a
21 de abril de 1603
tiene el honor,
según Orso, de ser
el primer libro de
su tipo en España
que incluye
ilustraciones de
unas exequias reales
(51). Más adelante,
las solemnidades
funerales de otras
reinas —Margarita de
Austria (1612),
Isabel de Borbón
(1644), Mª Luisa de
Borbón (1688) o
Mariana de Austria
(1696)…— tendrían
una mucho más amplia
traslación al papel
impreso, con libros
que iremos editando
dentro de las series
de
Studiolum.
Muestras muy
espectaculares y
valiosas del género,
sin embargo, pueden
ya leerse en este
mismo CD: se trata
del libro firmado
por Pedro Rodríguez
de Monforte
(Descripción de las
honras que se
hicieron a la
cathólica magestad
de D. Phelippe
quarto… en el Real
Convento de la
Encarnación,
Madrid, 1666), y el
de Francisco Antonio
de Montalvo
(Noticias fúnebres
de las reales
exequias de María
Luisa de Borbón…
Palermo, 1689).
Este Libro de las
honras… es
también una acción
de agradecimiento de
los jesuitas en
honor de la patrona
fundadora de su
Colegio de Madrid.
Este famoso Colegio
Imperial se fundó en
1572 —dieciséis años
después de la muerte
de San Ignacio—
gracias a la
generosa donación de
María de Austria,
que quería que fuera
gratuito. En él
estudiaron, entre
otros, escritores de
la talla de Lope de
Vega, Francisco de
Quevedo o Calderón
de la Barca. Su
iglesia, bajo la
advocación de San
Isidro, fue catedral
de Madrid hasta la
consagración de la
Almudena. Este libro
de homenaje
contiene, pues, una
descripción inicial
de la decoración de
la iglesia del
Colegio, seguida de
una descripción del
catafalco. A
continuación se
reproducen la
oración funeraria en
latín del padre Juan
Ludovico de la
Cerda, y el sermón
pronunciado por el
padre Jerónimo de
Florencia, donde por
medio de una glosa
del libro de Job se
subraya la cualidad
ascética de María de
Austria durante la
etapa final de su
vida, retirada en el
Monasterio de las
Descalzas Reales de
Madrid, así como su
ejercicio de la
caridad con los
pobres en general y
con algunas órdenes
religiosas, en
especial,
franciscanos y
jesuitas.
El resto del libro
consiste en los
jeroglíficos que se
crearon para las
exequias, con sus
correspondientes
poemas en hebreo,
griego, latín y
castellano. La
simbología
predominante es
alusiva al poder
real de los
Austrias, con
profusión de águilas
y coronas imperiales
o reales, etc., y
otros elementos
propios de la
imaginería jesuita
(el anagrama IHS,
etc.) Es importante
señalar el especial
gusto hacia este
tipo de ejercicios
que se estaba
desarrollando tan
fuertemente en el
seno de la Compañía
de Jesús y que no
haría sino aumentar
en sus colegios
hasta el final del
siglo XVII. En este
caso se observa con
claridad el sutil
aprovechamiento por
parte del Colegio de
la muerte de su
fundadora para
autopromocionarse y
afirmar a la
Compañía como gran
defensora del
Catolicismo en
Europa.
Este libro nunca
había sido reeditado
hasta ahora. En el
CD
«Libros de Emblemas
Españoles. Edición
Completa»
publicamos la única
edición de este
libro. |
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Jeroglífico 12 SICVT DIES PHAENICIS DIES MEI.
Iob 29

Con essos hermosos rayos,
Que rayan en tus cenizas,
Te renueuas y eternizas.
AVnque el Geroglifico de la aue Fenix ha aplicado à muchas personas,
quiza jamas à nadie con la razon que à la Emperatriz Maria, tan
vnica en el mundo, quanto ninguna otra Emperatriz. En lugar del Sol
se pinta el glorioso nombre de IESVS, de cuyos rayos se enamora, y à
cuyo calor se abrasa. Sinificase por ello el grande amor y deuocion
que tuuo esta señora con el nombre de IESVS, y con la Compañia deste
nombre. En lo que toca a la letra de la Escritura, se aduierta, que
la Vulgata lee: Et sicut palma multiplicabo dies meos. Otra
version buelue como aqui se cita, con fundamento, de que la palabra
Griega de los Setenta, φοινιξ sinifica lo vno y lo otro: y lo vno y
lo otro viene conforme al intento del Espiritu santo, que es dar à
entender muchedumbre de años, en los quales, assi la palma, como la
Fenix, excede la vna à todas las aues, la otra à todos los arboles.
Jeroglífico 16
SVCCIDE ARBOREM, ET GERMEN RELINQVE. DANIEL. 4

Hermosos pimpollos dexa,
Donde se conserue, y viua,
El que oy la muerte derriba.
LOs hombres de edad, son comparados à los arboles robustos y viejos,
y ya carcomidos con los largos años: tal pintò Lucano al Capitan
Pompeyo. Viene pues à proposito este mismo arbol, ya caydo, y
derribado, para lo que la muerte hizo en derribar con su golpe à
esta señora: pero quedaron deste arbol pimpollos, con que el de
nueuo se viene à renouar: estos son sus gloriosos hijos y hijas,
cuya memoria es y serà eterna en el mundo, cuya gloria sin par, cuya
grandeza admirable.
Jeroglífico 21 VT
PVPILLAM OCVLI

Queriendo tan fuerte escudo
Tan de veras ampararme,
Ninguno podra tocarme.
PAra declarar el amparo que hizo siempre la Magestad de la
Emperatriz à la Compañia de IESVS, se pintan muchas saetas, que van
encaminadas al nombre de IESVS, pero no llegan à el, porque ésta
señora las recibe primero en su escudo. Quantas murmuraciones, mas
agudas y penetrantes que saetas, quebrò y deshizo con su Imperial
amparo? Quantas vezes se hizo dueño de los agrauios que nos hazian,
satisfaziendo ella por nosotros, y descubriendo al mundo la verdad
con que trata la Compañia? Al fin le parecia que era llegarle à las
niñas de los ojos, todas las vezes que se hazia alguna cosa contra
nosotros.
Jeroglífico 25
IN TVRBINE AVSTRI PROTEGET EOS. ZACH.

Con soplo del Austro viento
Se deshizo l’infeccion,
Que del infernal Dragon
Esparzio el dañado aliento.
NO es otra cosa la heregia, que vn Dragon espantoso, que vomita humo
y fuego, con que inficiona las ciudades, los reynos, y todo el
mundo. Esto sinifica el que estàs mirando, y este es el Dragon, que
ha leuantado en tantas partes el lastimoso incendio que aora
lloramos. Procurò ésta señora apartar en quanto pudo éste anhelito,
y de hecho, mientras viuio, le apartò de muchas partes: para lo qual
se pinta el viento Austro, que con su aliento desparrama el fuego
del Dragon de manera que no vaya à dar en las ciudades.
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